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Trabajar en agosto

Por fin es agosto. Ya tenía ganas porque para mí es la mejor época del año para trabajar. Baja el volumen de llamadas y de correos poco productivos y, por lo tanto, empieza un buen momento para la tarea comercial. Por un lado las visitas y, por otra, aquellas tareas de oficina que nunca tienes tiempo a realizar.

Visitas comerciales en agosto: pisar la calle

Es cierto que un buen agosto empieza a gestarse con un buen julio (o buen junio). Me explico, hay un momento del año que, a la hora de concertar visitas, te emplazan a septiembre. Ahora bien, si en el discurso de la concertación incluimos la opción de visita en agosto tendremos sorpresas: hay muy poca gente que se vaya durante todo el mes y, por lo tanto, pueden aceptan verte (te reciben sin corbata, más contentos y relajados). Es verdad que hay pocos cierres en agosto pero si avanzas trabajo, el cierre en semanas posteriores es más que probable. Además si los visitas en agosto resulta un buen anclaje comercial y es más fácil que se acuerden de ti.

Trabajo administrativo: tareas con aire acondicionado

También es el momento ideal para hacer otro tipo de tareas como, por ejemplo, gestiones que durante el día a día no puedes hacer. En general suelen ser tareas importantes pero no urgentes y que podemos hacer desde casa o desde la oficina (o desde el centro de coworking, como es mi caso).

A modo de ejemplo, podéis ordenar los contactos del LinkedIn (y limpiarlo si hace falta a pesar de que suene muy osado). A menudo clasificando los contactos, les envío un correo recordatorio o simplemente un saludo…y ¡me contestan! Hay más gente de la que creéis trabajando en verano.

También es buen momento para actualizar contactos en el CRM, introducir nuevos o eliminar los que ya no aportan nada o han quedado obsoletos. También es un mes clave para planificar. Es un buen momento para pensar, sentarse y marcarse las líneas de trabajo de las próximas semanas. Siempre he pensado que hay dos tipos de personas: las que empiezan el año en enero o las que lo hacen en septiembre. Yo soy de las últimas y, por lo tanto, agosto es mi momento de hacer balance del año… ¡eso sí, bajo el aire acondicionado!

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