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El trabajo de un agente comercial y su valor

Si eres comercial autónomo estoy segura que esta situación te representa: un empresario dice que le vendas su productor a cambio de una gran comisión.

Es a decir, como que tú tienes contactos, te mueves mucho y ya estás vendiendo otros productos, el empresario entiende que “no te cuesta nada” aprovecha tu día a día para vender sus productos. Pues mira, no.

El trabajo de un agente comercial no es exclusivamente vender.

Somos la parte visible de la marca del empresario, el termómetro principal para saber si su producto es vendible o no. Es decir, publicitamos su producto, hacemos estudios de mercado… y esto tiene un valor añadido.

Nadie discute que un señor que diseña folletos para anunciar pizzas, o la persona que deja este folleto en el buzón, cobran para hacerlo. Independientemente de la cantidad de pizzas que se vendan.

De igual forma, un operario que cuelga carteles anunciando un circo en la ciudad los cuelga para difundir el circo, para publicitarlo. Y cobra por este trabajo, tanto si se llenan las funciones de circo o no.

Por tanto, si yo concierto visitas, me aprendo las bondades del producto y hago un argumentario de venta. Si también voy a la empresa, defiendo el producto, averiguo quien tiene la decisión de compra. I a demás averiguo quien es la competencia, cuando y cuanto compran, como pagan, etc… esta información aporta valor al empresario. Información que li sirve después a él para poder vender mejor. Recuerda, la información es poder.

Así pues, se trata de poder pactar con el empresario un sistema retributivo en que ambas partes se sientan cómodas.

A parte de la opción “fijo más variable”, hay otras formulas que funcionan bien.

Podemos acordar con el empresario un precio por visita o bien un precio por proyecto, el que convenga.

Siempre que haya voluntad se puede llegar a un acuerdo pero, eso sí, los agentes comerciales tenemos que reivindicar el trabajo que hacemos.

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